La loca teoría que asegura que Yao Ming es fruto de un experimento del régimen comunista chino
Fue el cuarto jugador más alto de la historia de la NBA, donde jugó 8 temporadas, todas ellas vistiendo la camiseta de los Houston Rockets, y fue 7 veces titular del All-Star. Uno de los deportistas chinos más aclamados, un referente del país asiático que llegó a ser, incluso, protagonista de una loca teoría conspiranoica poco creíble.
Esa idea fue promovida por el periodista estadounidense Brook Larmer, colaborador en prestigiosos medios como The New York Times o National Geographic, de la mano de un libro de investigación publicado en el año 2005 y que llevaba por título 'Operación Yao Ming'.
En este libro, Larmer sostenía que Yao Ming fue el primero de un programa experimental genético del gobierno chino de Mao Zedong para crear deportistas de elite por inducción y que no se centraba únicamente en el baloncesto, sino que abarcaría muchos más deportes.
El objetivo de este programa, siempre según esta conspiranoica tesis, sería crear un ejército de 'súper atletas' que trabajaran al servicio del régimen comunista chino, incrementando su poder político de la propaganda. Dando una imagen de fortaleza al exterior en todos los ámbitos, incluido, en este caso, el deporte.
En el origen de este supuesto experimento estaban los padres de Yao Ming, Yao Zhiyuan y Fengdi Fang, antiguos jugadores de baloncesto que triunfaron con la selección de China y que no se habrían conocido por azar, sino que terminarían juntos por orden del régimen para que, de su unión, naciera una futura estrella.
ADEMÁS: Cuánto miden los jugadores más altos de la historia de la NBA
Su padre, Yao Zhiyuan, mide 1,95 metros, jugaba en la posición de pívot en un equipo de Shanghái, mientras que su madre, Fengdi Fang, con 1,88 metros, también jugó como pívot y llegó a ser capitana de la selección nacional de China.
Yao Ming nació fruto de su unión el 12 de septiembre de 1980 en la ciudad de Shanghái y lo hizo con 61 centímetros y cinco kilos, valores que, por aquella época, se situaban en torno al doble de la media de los recién nacidos en el país asiático.
Ming fue, además, hijo único, ya que se incluye, además, según plantea el libro, dentro del supuesto programa gubernamental para controlar la superpoblación de China, que se sitúa actualmente por encima de los 1.400 millones de personas.
Y es que, según el libro de Larmer, algunos funcionarios habrían planteado que "los elegidos" del programa deberían salir directamente de las familias que cumplían la política nacional del hijo único en marcha por aquel entonces en el país.
Lo que no habría existido, añadía el periodista, sería manipulación genética, sino que se fundamenta en las leyes de Mendel, un monje suizo-alemán que popularizó las teorías de la genética según las cuales las personas heredan unas características concretas de sus padres y que ya utilizaron en la República Democrática Alemana.
En ese sentido y teniendo en cuenta que en la época que nació Yao Ming no eran posibles los experimentos genéticos, lo que sí se habría hecho es buscar un cruce entre dos personas teniendo en cuenta sus biotipos, creando así a un niño a medida y ‘perfecto’ que, previsiblemente, sería un gran deportista.
De aquel programa no se volvió a saber. Según la teoría de Larmer terminó por suspenderse fruto de una discusión entre dos altos cargos del régimen chino, aunque no estaría claro si el gobierno no la mantuvo en el tiempo en secreto.
Lo que está claro es que el experimento, si es verdad que llegó a existir, funcionó colmadamente, porque Yao Ming llegó a convertirse en una estrella de talla mundial dentro del mundo del baloncesto, paseando la bandera de China nada menos que por Estados Unidos, donde se rindieron a él.
Desde muy pequeño se interesó por la investigación científica y por otros deportes como el voleibol, pero, auspiciado por sus padres comenzó a jugar el baloncesto desde los 9 años y no dejó de crecer en su faceta de jugador hasta llegar a triunfar con los Shanghái Sharks de la CBA y ya desde 1999 en la selección absoluta de China.
Ming terminó convirtiéndose en 'First Pick' en el Draft de la NBA de 2002 y, con sus increíbles 2,29 de altura y mucha ilusión, hizo las maletas para marcharse a Houston a hacer historia, para él y para su país.
El jugador chino terminó siendo Rookie del año en su primera temporada de la NBA y, durante sus años en Estados Unidos, participó en ocho ocasiones en el All-Star Game -siete de ellas como titular- y promedió promedio de 19 puntos, 9,2 rebotes y 1,9 tapones por partido, además de terminar formando parte del Salón del a Fama de la NBA.
Con la selección de China, con la que debutó en 1999, tres años antes de su aterrizaje en el NBA, también dejó huella, convirtiéndose en el máximo anotador en todos los campeonatos que disputó y siendo abanderado en su país en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Pekín 2008.
Su impacto en el campeonato estadounidense y, por ende, en el resto del mundo fue brutal. De su mano llegaron acuerdos televisivos con el canal por cable chino AZN TV, partidos con los equipos NBA en territorio chino o que incluso la web oficial de la mejor liga del mundo incluyera el mandarín entre sus idiomas para dar servicio a sus seguidores de China.
Hoy, Yao Ming continúa trabajando desde dentro para seguir promocionando e impulsando el deporte en China, también para ser reconocido fuera de sus fronteras, aunque no a través de experimentos, sino como presidente de la Federación de Baloncesto de China (CBA).
La realidad suele superar siempre a la ficción y la teoría de Lamer suena a película hollywoodiense. Eso sí, lo que está claro es que Yao Ming sí cumplió con las expectativas de un gobierno que tuvo en él al mejor embajador posible del país.
ADEMÁS: Bill Walton: la dura historia del jugador que pasó 38 veces por quirófano