De ir a Inglaterra con 50 euros a triunfar en la liga española: la gran historia del argentino Paulo Gazzaniga
En un momento de plena madurez dentro de su carrera futbolística, Paulo Gazzaniga se ha consolidado como uno de los mejores guardametas de La Liga bajo el arco del 'EuroGirona', especialmente tras su actuación en el partido ante el Athletic de Bilbao correspondiente a la jornada 9, donde fue clave para la victoria de su equipo… ¡parando tres penaltis!
La historia del arquero argentino nacido en Murphy (Santa Fe) el 2 de enero de 1992, es la de un luchador, que empezó jugando en la calle y que luchó por su sueño de ser alguien en el mundo del fútbol sin nada y con toda la ilusión del mundo. Primero en España y después en Inglaterra.
Contaba el diario Sport que Gazzaniga empezó a practicar el balompié desde muy pequeño en las canchas de su ciudad natal en Argentina y en clubes locales y ya desde entonces é siempre prefirió atajar balones que marcar goles. Una afición que, con el tiempo, se terminaría convirtiendo en pasión y en su forma de vida.
Pero lo de ser portero no es casualidad, porque el argentino ha dado lugar a la tercera generación de guardametas dentro de su familia. La tradición la comenzó su abuelo Mario, la continuó su padre, Daniel Osvaldo Gazzaniga, que llegó a jugar en el primer equipo de River Plate, y la mantienen tanto él como su hermano Gianfranco, que también es arquero en España.
"Desde el primer día que lo vi atajar, me gustó tanto lo que hacía que quise ser arquero. En lo que más me fijaba era en la vestimenta, porque siempre son los distintos que pueden agarrar la pelota con la mano. Así que desde chiquito siempre me gustó ser el distinto", contó Gazzaniga en una entrevista para el diario argentino Clarín.
El camino de jugar en esas modestas canchas argentinas y hacerlo en los grandes estadios de Europa no fue nada fácil. Tras separarse, su padre se fue a España y tanto Paulo como su hermano lo siguieron si dudarlo: "Le dijimos que sí encantados. Después de un año haciendo papeles, pasaporte y todas esas cosas nos fuimos para Valencia". recuerda.
Gazzaniga dio sus primeros pasos como futbolista a los 15 años en el Torre Levante de Valencia, equipo amateur de categoría regional donde, en un principio, no destacó ni llamó la atención, pero, dos años después, en 2009, se fijaron en él para incorporarlo a las categorías inferiores del Valencia CF, donde permaneció hasta que, libre, decidió marcharse a Inglaterra.
Su experiencia como jugador 'ché' no fue la mejor: "En Valencia no tuve muchos minutos; ellos no contaban conmigo. En el equipo había tres arqueros y eso es mucho para un equipo juvenil". Pero sí le valió como experiencia para su vida: "Me sirvió porque te vas armando, te vas haciendo hombre, por así decirlo", recordó en Clarín.
"Cuando uno no juega, eso te hace sentir mal, pero todo sirve para madurar y tener la cabeza en un lugar. Yo sabía que teniendo la cabeza en su lugar iba a sufrir, porque el futbolista sufre, pero con trabajo, esfuerzo y humildad se llega. Así que hoy sigo en la misma línea", añadió.
Cuando emigró a tierras británicas, contaba en Clarín, Paula Gazzaniga tenía 18 años para iniciar una nueva aventura en un país desconocido, con una lengua distinta a la suya y con apenas 50 euros en el bolsillo, pero con toda la ilusión del mundo por triunfar.
En el verano de 2011, el jugador fichó por el Gillingham FC de la League Two -la cuarta división del fútbol inglés-. "Ni lo pensé, porque sabía que ir a Inglaterra era abrir una puerta mucho más grande", contaba al diario Clarín. Pero su adaptación no fue nada fácil…
"Los primeros meses yo no hablaba inglés y se me hicieron muy difíciles. Te agarra mucha impotencia al no poder comunicarte ni hablar con los compañeros que ves todos los días y a quienes ni siquiera les puedes hacer una broma. Para colmo, en el vestuario eran todos ingleses, así que me tocaba aprender o aprender", recordaba de aquellos años.
Al desconocimiento del idioma se sumó el hecho de que no tenía mucho dinero y se hospedó en casa de una señora que trabajaba como limpiadora para su club y a la que hoy considera como "una segunda madre" por todo lo que le ayudó en aquellos difíciles momentos.
Gazzaniga jugó 22 partidos con el Gillingham FC, suficientes para conseguir alcanzar su sueño en tiempo récord. Y es que, tras aquella primera campaña en Inglaterra, el Southampton los fichó por algo más de 3 millones de euros para darle su billete directo a la Premier League.
Con los 'Saints' vivió cuatro temporadas en la Premier, aunque no contó con muchas oportunidades ni la continuidad necesaria, por lo que, en la temporada 2016-2017, regresó a España para unirse al Rayo Vallecano en calidad de cedido, con el que jugaría en la segunda división española.
"Ir al Rayo Vallecano fue muy importante. Ahí me volví a sentir arquero otra vez. Tuve la posibilidad de volver a jugar varios partidos, aunque tampoco empecé muy bien, tengo que ser honesto. Con la confianza de los compañeros y de los entrenadores me fui sintiendo más cómodo. Para mí fue un buen año y tengo muy lindos recuerdos de ahí", dijo a Clarín.
De allí regresó a la Premier League para jugar en uno de los grandes, el Tottenham, a donde llegó de la mano de su compatriota Mauricio Pochettino, con el que coincidió en el Southampton y, con el que, curiosamente, comparte orígenes, pues ambos nacieron en Murphy.
En el club londinense se encontró con la importante competencia que suponía compartir puesto con arqueros como Hugo Lloris y Michel Vorm, lo que tampoco le dio muchas oportunidades. De ahí paso a ser cedido al Elche en la temporada 2020-2021 y traspasado al Fulham en la 2021-2022.
Pero su mejor momento estaba por llegar y lo alcanzaría con 30 años en el mejor Girona de la historia, donde lleva siendo ya tres temporadas el portero titular y con actuaciones de gran altura, siendo uno de los jugadores clave para que hoy el conjunto catalán dispute, por primera vez, la Champions League.