Paul Breitner: el jugador que rechazó jugar un Mundial por sus ideas políticas de izquierdas
Caracterizado por su distintivo bigote, patillas y cabello afro, Paul Breitner se ha consolidado no solo como un ícono de la cultura pop, sino también como uno de los más destacados talentos del fútbol alemán. Además, es reconocido por ser uno de los jugadores más polémicos debido a sus firmes convicciones políticas, las cuales siempre expresó abiertamente ante la opinión pública.
Breitner, considerado por muchos como el primer gran 'todocampista' de la historia del balompié hizo carrera entre Alemania -en medio de una sociedad polarizada en tiempos de la Guerra Fría- y España -donde coincidió con la época de la Transición de la dictadura de Franco a la democracia.
El jugador alemán se definía a sí mismo como un hombre subversivo, comunista y contestario y nunca escondió que era un seguidor acérrimo de las ideas de Mao Tse-Tung, fundador de la actual República Popular China y primer presidente del Partido Comunista del país asiático.
Nació el 5 de septiembre de 1951 en Kolbermoor, en el estado de Baviera, que, por entonces, formaba parte de la República Federal Alemana (RFA), aunque para él sus ideas concordaban mucho más con la vecina República Democrática Alemana (RDA), y fue también en el ‘lado equivocado’ donde comenzó a jugar al fútbol como futbolista del Bayern Múnich.
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Solía aparecer en algunos de los entrenamientos de su equipo con el ‘Libro Rojo’ del mandatario chino bajo el brazo y no dudaba en fotografiarse con imágenes suyas para recalcar su ideología que siempre lo llevó a defender al lado del Este de la entonces dividida Alemania, algo que hizo de él un hombre polémico en su país.
Con el conjunto bávaro viviría dos etapas repartidas en cinco temporadas cada una de ellas. La primera entre 1969 y 1974; y la segunda, de 1978 a 1983, en medio de ello, vivió otra importante etapa -de tres años- como jugador del Real Madrid (1974-1977), además de pasar por el humilde Eintracht Braunschweiger (1977-1978).
Y fue precisamente durante ese paso entre el Eintracht y su regreso al Bayern, cuando vivió uno de sus momentos más recordados con motivo de la disputa de la Copa del Mundo de Argentina que se celebraba en el año 1978.
Breitner era un fijo de la selección de la RDA, una de sus grandes estrellas. Con ella había ganado la Eurocopa de Bélgica de 1972 contra la Unión Soviética y el Mundial de Alemania Federal de 1974 frente a los Países Bajos (con gol suyo incluido en aquella final).
Sin embargo, la disputa del Mundial de Argentina chocaba frontalmente con sus ideas políticas y, aunque era evidente que se contaba con su presencia entre los futbolistas convocados por su país, se negó a disputarlo.
¿Y cuál fue la razón de aquella controvertida decisión? Pues que en aquel tiempo el país sudamericano se encontraba bajo la dictadura militar de Jorge Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti. Un estado dictatorial de extrema derecha en las antípodas de las ideas de izquierdas de Paul Breitner.
Su posicionamiento contra el régimen argentino no se limitó a negarse a acudir a aquel Mundial de 1978, sino que, además, lo condenó públicamente a través de una carta abierta publicada por la revista germana ‘Stern’ el 7 de abril de aquel año y en la que puso además el foco en sus propios compañeros de selección.
"Alemania es el actual campeón y eso le hace tener responsabilidades especiales. La selección no debe dejar que la utilicen como una marioneta, porque los deportistas, aunque tengan en el deporte su principal preocupación, no deben ser eunucos políticos", escribió en aquella nota.
En medio del revuelo generado entre la prensa y la propia sociedad alemana, Breitner pidió a sus compañeros en varias ocasiones que repudiaran la dictadura argentina dejándolos expuestos a posibles críticas tomaran la decisión que tomaran, algo que llegó a generar problemas con alguno de ellos, como fue el caso de Berti Vogts.
Vogts, que era jugador del Borussia Mönchengladbach y otra de las grandes figuras de aquella selección de la RFA, fue de los pocos que le contestó haciendo alusión a sus ideas políticas, asegurando que campañas como la emprendida entonces por Breitner deberían hacerse también "respecto a la violación de los derechos humanos en países socialistas".
Disputas aparte -y olvidado aquel capítulo de su vida-, el centrocampista alemán terminaría regresando a la selección para la disputa del Mundial de España de 1982, donde alcanzaron de nuevo la final, aunque terminaron cayendo ante Italia (a pesar de que Breitner marcó), sólo un antes de colgar la botas dejando un legado inolvidable.
El de Argentina 1978 es quizás su episodio más recordado, aunque no el único. Y es que, en España, coincidiendo con su llegada al Real Madrid, fue detenido por la Guardia Civil por llevar un arma en su equipaje, lo que retrasó su presentación con el club blanco.
Era el año 1974, con el país aún bajo la dictadura franquista, y su llegada -ya polémica entre los gobernantes por su abierta ideología de izquierdas-, vino con dardo directo hacía ellos tras su detención y a la hora de explicar por qué llevaba aquel arma: "No me siento seguro de expresar libremente mis ideas en la España de Francisco Franco", dijo.
"Nosotros tuvimos unos 12 años de fascismo. Yo viví 15 meses el fascismo español y luego el cambio a la democracia. Para una persona como yo, que estaba interesado en todo lo que pasa en la política, en la sociedad, era una época fenomenal", confesó en una entrevista al diario español Marca.
En su etapa madridista, además, también se posicionó -junto a otros futbolistas del Real Madrid- a favor de la huelga que los obreros de la fábrica Standard Eléctrica hicieron en 1977, aportando 500.000 pesetas (3.000 euros de la época) para su causa.
También de su primera etapa en el Bayern se recuerda cuando trató de evitar ser reclutado para hacer el servicio militar, tal y como relató el New York Times, que lo definió como un "héroe de la contracultura alemana". Entonces, relataba el diario estadounidense, se escapó ayudado por Uli Hoeness, estando varios días desaparecido, hasta que fue detenido.
En una entrevista en el diario Bild de 2011 recordó aquella anécdota: "Yo no entendía que tuviera que cumplir con el servicio militar, y una noche a las dos de la madrugada tocaron en la puerta de nuestro apartamento. Mientras Uli distraía a los militares en la puerta, yo me escapé por las calderas de carbón del sótano y allí estuve varias noches".
"Se comenzó a rumorear que se iban a hacer carteles de 'se busca' con mi nombre y podría ser arrestado por las calles y entonces ya me presenté en el cuartel", concluyó. Otra muestra de toda una vida en la que su vida ha estado fuertemente marcada por su ideología política.
Sea como sea, Paul Breitner ha pasado a la historia como uno de los grandes futbolistas alemanes de todos los tiempos, aunque dejó su impronta como un gran activista político de izquierdas, algo poco habitual dentro del mundo del fútbol.