Saltan las alarmas en el Real Madrid tras humillante derrota ante el Barça
El Clásico ha dejado al descubierto una realidad que ya se venía sintiendo desde hace tiempo. La contundente victoria del Barcelona sobre el Real Madrid en el Santiago Bernabéu ha disipado cualquier incertidumbre sobre la dispares condiciones deportivas, así como el estado físico y anímico de ambos equipos.
Desde el inicio de la temporada hemos visto a un Real Madrid desdibujado, sin mordiente y que ha ido sobreviviendo (con ya varios tropezones de por medio) por impulsos de fe. Todo lo contrario que su eterno rival, que vive un momento dulce, alejado de las dudas de temporadas anteriores.
Ambos equipos venían de golear en la Champions League, pero dando una imagen radicalmente opuesta. Los blancos vencieron al Borussia Dortmund (5-2) después de un despropósito de primera parte; los culés, al Bayern Múnich (4-1) en un partido intenso en el que dieron una excelente imagen.
Echando la vista atrás en lo que llevamos de temporada, hemos podido ver a un Real Madrid sufriendo partido tras partido para llevarse la victoria (a excepción de algunas honrosas -pocas- excepciones) y a un Barcelona encadenando goleadas y grandes actuaciones.
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Pero la prueba de fuego llegada con el Clásico del Santiago Bernabéu. Algunos apostaban sin dudar por los blancos, otros por los azulgranas y, muchos otros hablaban de una gran igualdad entre ambos conjuntos, pero la realidad es la que es, la que se lleva viendo desde que arrancó la campaña. Y es que, hoy, el conjunto culé está a años luz del madridista.
El encuentro tuvo dos partes muy diferenciadas. El primer tiempo fue eléctrico e igualado, como demostró el resultado al descanso (0-0), pero en el segundo, el Real Madrid de Carlo Ancelotti mostró de nuevo todas sus miserias y, antes semejante regalo, el Barcelona no desaprovechó para desangrar a su rival.
Al poco de reanudarse el juego apara el segundo periodo, la línea defensiva blanca demostró que necesita un cambio de aires urgente con fallos que pusieron en bandeja dos goles al pichichi Robert Lewandowski que puso el 0-2 en el marcador en apenas dos minutos (entre el 53 y el 55).
Un golpe de efecto que, lejos de provocar la ira blanca, dio pie a la desidia y el letargo que terminaron en el 0-4 final (que pudo ser peor) con los goles de Lamine Yamal en el minuto 76 y de Raphinha en el 83.
Lejos de la autocrítica, Ancelotti alabó la primera parte de su equipo: "Me ha gustado la primera parte, pudimos adelantarnos. Estamos dolidos, pero no tenemos que tirar todo a la basura, porque durante 60 minutos hemos competido y hay que olvidar los últimos treinta, cuando tuvimos que arriesgar".
Mientras todos el cuestionan, el habla de confianza: “No tenemos que bajar los brazos, hay que aprender, como hicimos de la última derrota en la Liga, creo que ahora va a pasar lo mismo”… y de tiempos pasados: "la última vez que perdimos 0-4 ante el Barça ganamos Liga y Champions. Creo que no vamos a estar muy lejos de eso esta temporada".
En cuanto a los jugadores blancos apenas ha habido reacciones a la derrota. El primero de ellos fue Eduardo Camavinga, que publicaba en sus redes sociales: "Somos una familia. Nos vemos pronto Madridistas. Gracias siempre por el apoyo".
A él se sumarían Luka Modric, que publicó en Instagram: "Toca levantar la cabeza, aprender, trabajar y apretar. Confianza total en este equipo. Hala Madrid"; y Fede Valverde, quien escribía: "Volveré a caer millones de veces, pero siempre volveré a erguirme, porque somos el Real Madrid y está escrito en nuestra historia".
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Y finalmente Vinicius Jr., que mandaba un mensaje indirecto de apoyo a Carlo Ancelotti con una imagen de ambos abrazándose, acompañada del texto: "Volveremos como siempre! ¡¡Somos el club más grande ya lo sabéis!!".
En el bando contrario, Flick se mostró entusiasmado y dijo en rueda de prensa: "Estoy muy orgulloso del equipo". De sus jugadores destacó su trabajo táctico y defensivo y del partido recalcó que "en la segunda mitad tuvimos más control de la posesión. Tenemos que seguir en esta dirección".
El partido ha terminado de encumbrar a este Barcelona de Hansi Flick, que, desde su llegada este verano, ha conseguido cambiar radicalmente el desaguisado de Xavi Hernández, para dar forma a un equipo con opciones de luchar por todo.
Flick ha seguido potenciando a sus grandes baluartes (Lamine y Lewandowski), ha sacado a la palestra a nuevas joyas de la Masía, como Marc Casadó, dando también confianza a otros que ya explotaron el año pasado, como Cubarsí, y ha resucitado a otros futbolistas que parecían irrecuperables, como Raphinha o Pedri, en un estado de forma excepcional.
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Pero no sólo eso, sino que el técnico alemán ha sabido imponer su táctica sobre sus jugadores en tiempo récord, con una cada vez más reconocible sistema en el que traza la línea defensiva a casi 50 metros de la portería. Presión alta que obliga a sus rivales a jugar en su campo, una opción peligrosa, pero, hasta ahora, más que efectiva.
Del otro lado, Carlo Ancelotti. El entrenador italiano del Real Madrid está cada vez más cuestionado y, probablemente, su victoria en Champions le ha salvado de la quema, porque dos derrotas seguida en la máxima competición continental y el Clásico, hubieran podido suponer, con toda seguridad, el fin de su ciclo en el club blanco.
Después de un año espectacular, en el que se consiguió La Liga y la Champions League, el Real Madrid ha experimentado un sorprendente retroceso a todos los niveles. No convence en el juego ni tampoco en los resultados y, partido tras partido, no parece que la cosa vaya a mejor, sino todo lo contrario.
Ancelotti está siendo incapaz de encontrar un sistema táctico claro y a sus futbolistas se los ve perdidos sobre el terreno de juego. La defensa hace agua, el centro del campo, donde es palpable la ausencia de Kroos y la edad de Modric, no controla los partidos y la línea de ataque está en su peor nivel de efectividad en muchos años.
Pero muchas de las críticas de los aficionados blancos tienen también un destinatario claro: Kylian Mbappé. El delantero francés está lejos de su mejor nivel, muy fallón de cara a portería y, contra el Barça, cayó de forma incomprensible en innumerables fueras de juego, además de fallar las pocas ocasiones que tuvo claras.
Y luego está Jude Bellingham, al que está temporada Ancelotti está sacrificando perdiendo todo su potencial. Contra el Barça se movió más en el lateral derecho y la franja derecha del medio del campo que aportando al ataque, algo que fue fundamental el año pasado. El inglés está desaprovechado y la situación está haciendo mella en él.
A todo ello se suma la obsesión enfermiza de Carlo Ancelotti por los galones y por exprimir a sus titulares hasta las últimas consecuencias, algo que sufren también jugadores como Arda Güler o Endrick, a los que no se está dando ninguna oportunidad a pesar de que los que están sobre el campo no funcionan.
El Barça apunta alto esta temporada, mientras que el Real Madrid ha confirmado que tiene mucho trabajo por delante, tanto en el banquillo (no sabemos si con Carlo Ancelotti u otro técnico) y en los despachos, donde cada vez se habla más de la importancia de nuevos refuerzos.
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