La trágica historia de Todd Heap: mató accidentalmente a su hija de 3 años
La tarde del 15 de abril de 2017 quedará en la cabeza, el corazón y el alma de Todd Heap para siempre. Ese día, en un fatídico accidente, la leyenda de los Baltimore Ravens atropelló mortalmente a su hija de 3 años.
Ha pasado mucho tiempo pero, ni el mundo, ni el propio Todd Heap olvidan lo sucedido aquella tarde de primavera en su Mesa, un suburbio Phoenix, Arizona.
Fue en torno a las 15:45 horas cuando Todd Heap se subió en su camioneta para guardarla en el garaje. Quién le iba a decir que esa acción le iba a cambiar la vida.
El ex tight end de Baltimore Ravens y Arizona Cardinals atropelló a la pequeña quien, horas más tarde, fallecería en el hospital, según recogía el informe policial.
Un informe policial que también descartaba que Todd Heap hubiera consumido sustancia alguna que hubiera influido en lo ocurrido.
Es más, Todd Heap ni siquiera fue detenido, pues no había circunstancias que llevaran a pensar que el atropello había sido intencionado en momento alguno.
Sencilla (y dramáticamente), un padre de 37 años había atropellado a la menor de sus cinco hijos, en un accidente que se llevó a la pequeña y un trozo de su alma para siempre.
El ex jugador de los Ravens era conocido por su faceta solidaria, especialmente dedicada a niños enfermos y desfavorecidos, a través de su fundación 'Todd Heap Family Pediatric Center', abierto en Baltimore en 2010.
Los Baltimore Ravens, equipo en el que pasó la mayor parte de su carrera, se solidarizaron con su jugador, en uno de esos comunicados que cuesta redactar y lanzar.
"No podemos imaginar la tristeza que la familia de Todd y Ashley sienten en este momento. Es una noticia dolorosa y una triste tragedia. Nuestras oraciones, pensamientos y corazones están con los Heap, que han contribuido mucho a la comunidad de los Ravens y Baltimore".
Muchos compañeros y amigos se sumaron a los mensajes de apoyo pero, por muchos que fueran, nada consuela a un padre que sesga la vida de su hija pequeña por accidente. Es más, el tiempo habrá limado el dolor pero éste nunca desaparecerá para Todd Heap.