Denuncian gran problema en las alturas: excrementos humanos asfixian al Everest
Según datos de National Geographic, el Parque Natural del Monte Everest atrae anualmente a aproximadamente 100.000 visitantes. Estos turistas generalmente llegan hasta el campamento base, lugar donde, lamentablemente, suelen acumularse significativas cantidades de basura.
La basura se recoge periódicamente del campamento base (aunque nunca es suficiente y su presencia resulta evidente) pero hay otro problema más peliagudo: los excrementos humanos, que están asfixiando el Everest.
Mingma Sherpa, alcalde de Pashang Lamu, dijo a la BBC: "Nuestras montañas empiezan a apestar". Porque de los 100.000 visitantes que llegan hasta el campamento base, luego están unos 600 al año (acompañados de numeroso equipo de apoyo local) que tratar de escalar el Everest. Y que durante los días que pasan allí tienen que evacuar en su camino hacia la cima.
Imagen: Andreas Gläber / Unsplash
La ONG local Sagarmatha Pollution Control Committee (SPCC) calcula que hasta tres toneladas de excrementos pueden acumularse anualmente en el camino hacia la cima del Everest. Y a bajas temperaturas, esos excrementos quedan tal cual salieron del cuerpo humano, degradando el paisaje.
Así que las autoridades nepalíes van a empezar a exigir a los escaladores que vuelvan a casa con sus excrementos en una bolsa. Lo que evacúen, habrán de recogerlo.
Imagen: Pixabay
Porque el viejo método de hacer un agujero y utilizarlo como lugar para evacuar resulta difícil a medida que se asciende al Everest, con hielo y piedra durísima. Y tampoco, dado el esfuerzo y riesgo que supone cada paso, puede el escalador irse muy lejos a hacer sus necesidades.
Los excrementos, con las bajas temperaturas y el ecosistema propio de la alta montaña, persisten. Y verlos en un paisaje tan bello resulta deprimente. Pero es que, además, puede constituir un peligro para el siguiente escalador, que si los toca, puede enfermar.
Claro que en el ascenso a la cumbre, además de basura orgánica o inorgánica, hay elementos más impactantes. Por ejemplo, los cuerpos de aquellos escaladores que cayeron en el camino. Cuerpos que, por el lugar en el que están, no pueden rescatarse sin poner en peligro vidas humanas. Permanecen en una suerte de momificación por las bajas temperaturas.
Aquellos destinos que antaño, por costosos o arriesgados, eran exclusivos son ahora punto de llegada de un público masivo. El Everest es un claro ejemplo.
Pero, atención, porque entrar en el circuito masivo de la industria turística no resta capacidad mortífera al Everest: según Bussines Insider, cada año la montaña se cobra seis vidas.
Precisamente en ese artículo que citábamos de Bussines Insider (firmado por Hilary Brueck , Ashley Collman y Maiya Focht), se apuntaba a la masificación como posible causa de un aumento en el número de muertes en los últimos años.
En caso de haber demasiada gente en una fila para subir a la cumbre, no resulta fácil ejecutar una bajada rápida de emergencia cuando alguien se encuentra herido o indispuesto.
Claro que la afluencia de visitantes al Everest es un gran negocio. Según CNN, los turistas que tratan de subir a la cumbre gastan entre 35.000 y 150.000 dólares por cabeza.
Lo importante, en todo caso, es conservar el imponente paisaje de los Himalayas. Y para ello, a partir de ahora, quien vaya allí tendrá que llevarse de vuelta sus excrementos.
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