Ciclismo: el día en el que Alberto Contador pudo perder la vida
Ganador de nada menos que siete Grandes Vueltas -2 Tour de Francia, 2 Giros de Italia y 4 Vueltas a España-, Alberto Contador, experto escalador y talentoso contrarrelojista, es una auténtica leyenda del ciclismo español y mundial con una trayectoria envidiable que pudo quedarse en un mero sueño.
Y es que, en su segunda temporada como ciclista profesional, pocos meses después de su primera victoria en el Tour de Polonia, el corredor madrileño estuvo a punto de truncar su carrera para siempre a causa de un ictus, un accidente cerebrovascular que sufrió con apenas 21 años.
Contador estaba disputando la primera etapa de la Vuelta a Asturias de 2004, cuando a los 43 kilómetros de tomar la salida cayó desplomado y empezó a convulsionar, un accidente por el que también se golpeó contra el suelo, lo que le provocó además un traumatismo craneal y una fractura de mandíbula.
Aquella caída no fue a causa de ningún fallo del ciclista, ni de otros compañeros, ni de algo que se encontró en la carretera. La causa fue algo mucho más grave: una hemorragia cerebral causada por un cavernoma (o angioma cavernoso), una malformación congénita con la que había convivido hasta entonces en su cerebro.
"Unos días antes ya tuve malas sensaciones, me dolía la cabeza. Luego mejoré, pero en la Vuelta a Asturias volvía a sentirme mal. Antes de la etapa, me entró una tiritera, y ya sobre la bici se me pusieron los ojos en blanco", explicó Contador en una entrevista al portal ‘Ciclismo a fondo’.
"Los compañeros me preguntaban qué me pasaba y yo no les contestaba. Iba por inercia hasta que empecé a tener convulsiones y me caí", describió el ciclista sobre aquel trágico momento en el que circulaba en medio del pelotón de aquella Vuelta a Asturias.
Contador fue atendido inmediatamente sobre la carretera por los equipos de emergencia de la prueba ciclista y, rápidamente, trasladado hasta el Hospital de Oviedo, donde se le detectó la hemorragia cerebral que, en un primer momento, achacaron al traumatismo craneoencefálico que había sufrido.
Pero a los servicios médicos que le atendieron le surgió rápidamente la duda: ¿se trataba de una consecuencia de la caída o la caída habría sido provocada por ese derrame? La respuesta llegó rápido. Al ciclista le pusieron un tratamiento y lo enviaron a casa, pero días después (28 de mayo) volvió a convulsionar y fue trasladado de urgencia al Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Fue en ese momento y tras unas pruebas mucho más exhaustivas cuando ya detectaron la malformación congénita que tenía en el cerebro y que, en aquel momento, le había provocado el ictus por el que se desplomó sobre la bicicleta y le provocó varios episodios de convulsiones.
Como es todos los casos en los que se produce un ictus, una rápida intervención de los médicos es fundamental, tanto para salvar la vida del paciente, como para evitar que queden secuelas importantes a nivel físico y mental. Y fue gracias a que actuaron con celeridad que Alberto Contador pudo contarlo.
"Después de los 50 kilómetros de esta carrera no recuerdo bien que pasó", recordaba el ciclista en unas jornadas sobre el ictus organizada en 2015 por la Fundación Alberto Contador de las que se hizo eco la Agencia EFE y en las que recordó que, en aquel momento, el mundo de la bicicleta "pasó a ser algo secundario a raíz de la enfermedad".
Contador destacó además que "Un segundo en el deporte y en el ictus puede llevarte o no al éxito y está claro que la vida es mucho más importante que ganar el Tour". Al final, el corredor de Pinto triunfó en ambos casos, superando aquella importante prueba a la que le sometió la vida y triunfando después en el mundo del ciclismo.
De aquella dura experiencia, el heptacampeón de ciclismo recordaba a la Agencia EFE el momento que vivió tras su paso por el quirófano, donde le operaron de su derrame. Sobre la cama del hospital, miraba entonces por las ventanas hacia el jardín y se repetía, según sus palabras: "Lo que yo daría por estar ahora ahí con mi bici".
"Si yo no hubiera pasado por esta enfermedad, no hubiera conseguido probablemente los éxitos posteriores. Puede chocar, pero aprendes a distinguir lo que es importante de lo que no lo es", destacaba también en esta entrevista para EFE.
Su operación para quitarle aquel coágulo que le provocó el ictus se alargó durante cinco horas y le dejó para el recuerdo una importante cicatriz de un lado a otro de la cabeza que tuvieron que sellar con setenta grapas, además de dos placas de titanio en la frente que lo acompañarían de por vida.
El espíritu de lucha y superación de Alberto Contador y su pasión por la bicicleta le llevó a que, apenas siete meses después de aquel dramático episodio de su vida, el 17 de diciembre, volviera a los entrenamientos después de una larga y complicada recuperación.
En enero de 2005 regresó a la competición participando en el Tour Down Under de Australia, consiguiendo su primera victoria de la temporada en la etapa reina de aquella carrera. Desde ese momento no pararía, hasta que en verano debutaría en su primer Tour de Francia.
"Es la victoria más importante de mi vida. (…) Era mi regreso a la competición después del derrame cerebral, no sabía si podría volver o no y en la etapa reina conseguí llegar de la mano de Luis León Sánchez, que volaba. Me cedió la victoria. No es la que mejores contratos me ha dado, pero sí la más especial. La emoción fue indescriptible", contó en ‘Ciclismo a Fondo’.
El resto… ya es historia del ciclismo: 7 Grandes Vueltas, 9 victorias de etapa entre todas ellas, y otras tantas victorias por todo el mundo, además de innumerables reconocimientos individuales. Una vida de éxito cimentada sobre una historia dramática de superación personal.