Mítico futbolista mexicano: el duro pasado de Héctor Herrera
Además de su destacada trayectoria en los campos de fútbol, el mexicano Héctor Herrera ha sido protagonista de diversas historias más allá del ámbito deportivo. Algunas de estas anécdotas están estrechamente vinculadas con su carrera profesional, mientras que otras pertenecen a aspectos más personales de su vida.
Su sorprendente cambio de imagen después de pasar por el quirófano o sus polémicas con la sección azteca, entre las que muchos recuerdan la famosa fiesta con mujeres poco antes de la celebración del Mundial 2018, son buenos ejemplos de ello. Aunque, hay otra historia que no muchos conocen: la que vivió antes de convertirse en futbolista profesional.
Son muchos los futbolistas que escoden tras sus exitosas carreras historias de lucha y superación y el centrocampista bajacaliforniano, miembro de la llamada 'generación dorada' del fútbol mexicano que ganó el Oro en los Juegos de Londres 2012, es uno de ellos. Y es que su vida, antes de que el balompié se cruzara en su camino, no fue nada fácil.
Herrera, que nació el 19 de abril de 1990 en Rosarito (Baja California), dejó su casa con 15 años para alcanzar su sueño de convertirse en futbolista profesional. Un objetivo para el que tuvo que irse a la Ciudad de México, donde pasaría toda clase de penurias antes de poder cumplirlo.
ADEMÁS: Escandalosa vida íntima del mexicano Héctor Herrera sacude a todo un país
"Tuve que pasar un periodo de aprendizaje, lo llamo así. Hoy me río de todo lo que pasé, pero en su momento eran cosas complicadas, aunque yo nunca le vi el sufrimiento o la dificultad que estaba pasando ante mí", contó Herrera en una entrevista con el diario deportivo español Marca.
"Siempre lo enfrenté como un reto o como que tenía que sufrir un poco para poder merecer más adelante. Este aprendizaje me hace mucho más fácil pasar situaciones como la que pasé cuando llegué de no jugar y tener pocos minutos", dijo el futbolista.
Herrera siempre trato de ver el inicio de aquella aventura desde un punto de vista positivo y con la idea clara de que con esfuerzo todo se puede conseguir. "¿Por qué voy a estar mal o enojado todo el tiempo si tengo que trabajar y estar preparado para cuando llegue la oportunidad?", se cuestionaba entonces el jugador.
Aquellos difíciles momentos no ahondaban solo en el aspecto deportivo, sino que influían de forma directa en su ámbito personal, pues le tocó lidiar con la soledad de estar lejos de su casa y con el hambre, un peaje difícil camino de cumplir su sueño.
"En aquel momento comía una vez por día y hoy, gracias a Dios, puedo comer y ofrecerle lo mejor a mi familia. Entonces no veo el por qué enojarme por una situación en la que, aunque obviamente quiero jugar, sé que tengo que ser paciente, que en algún momento llegará la oportunidad y no la tengo que dejar pasar", aseguraba el futbolista mexicano.
"Pues sí, era duro, ahora me río, pero en su momento era difícil porque vivía con otros jugadores que estábamos todos juntos y era difícil pasar ese tipo de cosas. Pero lo disfrutábamos, lo pasábamos bien y nos decíamos 'quizás mañana comeremos mejor' o alguna cosa así", apuntaba Herrera.
Fue una situación que incluso quiso ocultar a su propia familia, para que esa no fuera una razón por la que abandonar: "Mi madre cuando lo supo me quería llevar a casa, pero le dije que no, que quería seguir e intentar ser jugador de Primera y que lo iba a conseguir", recordó.
Y, a pesar de todo, también dudo. Hubo algún momento de flaqueza y, siendo aún jugador de las categorías inferiores de Pachuca, como confesó en su entrevista a Marca, estuvo a punto de dejar el fútbol para siempre y marcharse a los Estados Unidos para trabajar en la construcción con su padre.
Herrera había pasado por los equipos Venados de La Magdalena Contreras y el D. Cuautla en la Tercera División del fútbol mexicano antes de jugar con el Tampico Madero -filial del Pachuca- en la Segunda División, equipo donde empezó a dejarse notar y a destacar, hasta el punto que terminaría siendo convocado por el primer equipo.
ADEMÁS: La escandalosa vida íntima y festiva de los futbolistas mexicanos que sacudió a todo un país
"En algún momento el Pachuca me prestó a Segunda división, fui a jugar seis meses a Tampico Madero, pero no nos pagaban, no teníamos nada y yo ya vivía con la que hoy es mi esposa. Ella quedó embarazada y ahí en esa situación pensaba en dejar el fútbol y ponerme a trabajar porque tenía obligaciones y deberes y yo no sabía qué futuro iba a tener", apuntó.
"Mi padre trabaja construyendo casas. Yo iba a ir a lo que fuera, a lo que saliera, no tenía una profesión fija", recordó el futbolista, quien agregó que, entonces, "sí lo pensé un poco y como trabajaba en Estados Unidos pensé en irme con él y en que todo iría bien".
Pero al regresar a Pachuca para saber qué iba a pasar fue cuando Héctor Herrera decidió quedarse y seguir trabajando por un fututo dentro del mundo del fútbol, entrenando con el filial, lo que muy pronto le llevaría a hacerlo también con el primer equipo del club mexicano.
"Al final dentro de mí me decía que no, que tenía que esperar, que llegaría una oportunidad y que la tenía que aprovechar. Esperé un poco más y por suerte surgió esa oportunidad de quedarme en Pachuca y jugar en Primera", concluyó.
Ya como futbolista, Héctor Herrera también ha vivido momento complicados, como fue su paso de México al fútbol europeo, cuando en el verano de 2013 fichó por el Oporto de Portugal, equipo con el que le tocó volver a empezar y a luchar por llegar a lo más alto.
"En el fútbol siempre hay ese tipo de momentos buenos y malos. No todo ha sido bueno. Cuando llegué a Oporto también me costó jugar, en los primeros seis meses jugaba muy poco y me tocó irme con el B. Yo me lo tomaba bien, con la mejor disposición del mundo", destacó.
"Sabía que, si no tenía participación con el primer equipo, yendo con el filial no perdía ritmo, que en cualquier momento podía tener la oportunidad y que la tenía que aprovechar". Y así fue. Pronto comenzó a ser regular en su juego y, en el mes de octubre ya alcanzó su primera titularidad con el conjunto portugués.
Fue su último gran escollo antes de consolidarse en la élite del fútbol mundial. Jugaría seis temporadas en el Oporto antes de marcharse en 2019 a La Liga española, donde pasaría tres campañas más en el Atlético de Madrid. Años en los que, además, ha sido uno de los grandes referentes de 'El Tri'.
Sus últimos tres años los ha pasado en Estados Unidos, donde aterrizó con 32 años para reforzar la plantilla de los Houston Dynamo (donde, al principio, también sufrió problemas de adaptación). Hoy, allí, disfruta de una vida acomodada después de poder cumplir con ese sueño de ser futbolista que tanto esfuerzo le supuso años atrás.
ADEMÁS: El futbolista Héctor Herrera ya no es así: tremenda transformación del mexicano