Las cláusulas de contrato más bizarras del universo futbolístico
A lo largo de los años, los futbolistas han suscrito contratos con cláusulas que oscilan entre lo práctico y lo insólito. Más allá de los aspectos habituales como salario, bonificaciones y tarifas de traspaso, algunos jugadores han incorporado estipulaciones verdaderamente peculiares en sus acuerdos. Del mismo modo, los clubes en su intento por salvaguardar sus intereses, han impuesto condiciones diseñadas para protegerse. A continuación, exploramos algunas de las cláusulas más sorprendentes que se han incluido en los contratos de fútbol.
La leyenda del Arsenal, Dennis Bergkamp era conocido por su miedo a volar, lo que le impulsó a acordar una cláusula de su contrato que lo eximía de hacer viajes aéreos. Como resultado, si no era posible viajar por carretera, a veces tenía que perderse encuentros claves en competiciones europeas. A pesar de esto, tuvo 423 apariciones en partidos y marcó 120 goles con el Arsenal, según apunta Transfermarkt, convirtiéndose en uno de los mejores jugadores del club.
Cuando Ronaldinho se unió al Flamengo en 2011, estableció una cláusula que le permitía salir de fiesta dos veces en semana sin enfrentarse a multas o acciones disciplinarias, tal y como informaba Express. Conocido por su amor a la vida nocturna, la estrella brasileña duró solo 18 meses en el club antes de abandonarlo por culpa de una disputa contractual. El Flamengo seguramente se arrepintió de haber firmado dicha cláusula.
El centrocampista japonés, Keisuke Honda, se tomó su seguridad personal muy en serio cuando firmó su contrato con el club brasileño Botafogo en 2020. Su contrato incluía una cláusula en la que se le proporcionaba un vehículo totalmente blindado para garantizar su seguridad. Aunque es raro, las cláusulas relacionadas con la seguridad no son del todo inusuales, especialmente en ciudades como Río de Janeiro, donde los individuos de perfil alto pueden ser objetivo de los criminales.
Anzhi Makhachkala convirtió a Samuel Eto'o en el jugador mejor pagado del mundo en 2011, concediéndole 29 millones de dólares (20,2 mill. de euros / 17,9 mill. de libras) netos por temporada, según informaba CBC. Sin embargo, se negaba a vivir en Daguestán, por lo que, por contrato, se le permitía vivir en Moscú y coger un avión privado todos los días para ir a entrenar. El quizás esperado fracaso económico que vivió el Anzhi en 2013 fue lo que puso fin a este acuerdo tan lujoso.
Tal y como informaba El Mundo en 2021, el último contrato de Messi con el Barcelona incluía una cláusula en la que le requerían integrarse en la sociedad y cultura catalana, incluyendo aprender el idioma. ¿Un detalle aún más curioso? Si Cataluña se independizaba de España, Messi podía abandonar el club en un traspaso libre. Finalmente, el jugador abandonó el club debido a recortes económicos en lugar de cuestiones políticas.
Sunderland no se la jugó cuando fichó al centrocampista sueco Stefan Schwarz (a la derecha) en 1999 y le hizo firmar una cláusula que le prohibía viajar al espacio. En ese momento, el turismo espacial era algo muy debatido, y el director ejecutivo de Sunderland, John Fickling, contó a la BBC: "Uno de los consejeros de Schwarz tenía, de hecho, una plaza para un viaje comercial al espacio". Por miedo a perder a su jugador en una aventura intergaláctica, el club se aseguró que el sueco se quedara en tierra y así lo hizo en 73 apariciones con el equipo (datos de Transfermarkt).
El club alemán Arminia Bielefeld acordó construir a Giuseppe Reina (a la izquierda) una casa por cada año de su contrato cuando lo firmó en 1996. Sin embargo, sin las correspondientes especificaciones, el club decidió construir esas casas como miniaturas de LEGO, tal y como señalaba Die Welt. En medio de una disputa que acabó siendo resuelta en los tribunales, Reina dejó el club en 1999, seguramente arrepintiéndose de no haber sido más específico en su cláusula.
Cuando Rolf-Christel Guie-Mien se unió al Eintracht Frankfurt en 1999, el jugador tenía una inusual petición: clases de cocina para su mujer para hacer más fácil la adaptación a su vida en Alemania. Según Talk Sport, el club aceptó, garantizando así la armonía interna. Aunque es algo poco común, esta cláusula demuestra cómo los contratos van más allá del terreno de juego.
Cuando Roberto Frimino fichó por el Liverpool en 2015, su contrato incluía una cláusula de liberación de 98 millones de dólares (82,5 mill. de libras), pero solo si el club interesado no era el Arsenal. Según Talk Sport, tras el cabreo por la oferta de los Gunners a Luis Suárez de 40 millones de libras +1 realizada años atrás, el equipo no quería más acercamientos oportunistas del Arsenal. Igualmente, no tenían nada de lo que preocuparse. Firmino se quedó en el Liverpool durante ocho años, ganando la Premier League y la Champions, y convirtiéndose en una leyenda del club en el proceso.
El Crystal Palace no las tenía todas consigo cuando fichó a Neil Ruddock en el 2000, debido a sus problemas de forma física. Como solución, el ya expropietario del club, Simon Jordan, hablando con talkSPORT, dijo que añadió una cláusula en el que se deduciría el 10% del salario del jugador si alguna vez pesaba más de 99,8 kg. Ruddock, una figura imponente tanto dentro como fuera del campo, después admitió que tuvo problemas para cumplir con ese requisito.
Cuando se unió al Barcelona desde el Santos en 2013, Neymar se aseguró de que el grupo de sus mejores amigos, conocido como "Los TIOSS", formara parte de las negociaciones de su contrato, según GiveMeSport. Para asegurarse de que el brasileño no echara de menos su patria y se pudiera adaptar mejor a su vida en España, el club acordó pagar el vuelo de los amigos del jugador a la capital catalana cada dos semanas en un viaje con todo incluido.
Cuando Radamel Falcao fue cedido al Manchester United proveniente del Mónaco en 2014, mostraron mucha cautela con respecto a su historial de lesiones. Tal y como informaba The Daily Mail, su contrato incluía una cláusula que permitía al club rescindir el acuerdo sin penalización económica si resurgían sus lesiones previas de rodilla. Por desgracia para Falcao, tuvo problemas para recuperar su buena forma, y solo logró marcar 4 goles en 29 partidos (datos de Transfermarkt) antes de que el United declinara hacer permanente la cesión del jugador.
El defensa noruego Stig Inge Bjornebye acordó una inusual cláusula en su contrato con el Liverpool: tenía prohibido estar a menos de 180 metros de unas pistas de esquí, según apuntaba The Guardian. Dado que su padre era saltador de esquí olímpico, el Liverpool estaba seguro de que para el jugador podía ser tentador practicar ese mismo deporte. Bjornebye respetó la cláusula y se centró en el fútbol jugando en 184 partidos con el club (datos de Transfermarkt).
Cuando Rafael van der Vaart se unió al Real Betis en 2015, su contrato le prohibía calzar botas rojas, según recogía Football Leaks. ¿La razón? El rojo es el color del Sevilla FC, el rival local del Betis. El jugador holandés aceptó esta condición, pero no duró mucho en el equipo, apareciendo solo en nueve ocasiones para el club, según apunta Transfermarkt, antes de irse después de solo una temporada con los andaluces.
Según Marca, el delantero uruguayo, Luis Suárez, contaba con una cláusula especial en su contrato con el Barcelona que le prohibía unirse a una serie de clubes. El exjugador del Liverpool no tenía permitido unirse al Manchester United, al Manchester City, al Paris Saint-Germain y, por supuesto, al Real Madrid, incluso después de que el contrato con el club catalán terminase. Es una pena que no incluyeran al Atlético de Madrid, con el que Suárez acabó ganando LaLiga en la temporada 2020-21, solo una temporada después de que abandonara el Barça.
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