Las historias más locas de Mike Tyson
Mike Tyson ha pasado a la historia por dos motivos. El primero, ser uno de los boxeadores más grandes de todos los tiempos. El segundo, la cantidad de historias salvajes que ha protagonizado durante su curiosa vida. Muchas de ellas quizá son leyendas pero como decía el consejo periodístico de un viejo western de John Ford: "Print the legend!"
En su recomendable y sorprendente biografía, 'Undisputed Truth' (La Verdad Indiscutible), Mike Tyson se sincera sobre las historias más locas de su vida. Algunas son increíbles.
Rodney, el hermano de Mike Tyson, eran fan de la química y tenía tubos de ensayo en su habitación. Un día, Mike Tyson se coló y empezó a mezclar productos, sin saber lo que hacía. El resultado fue una explosión que reventó la habitación y provocó un incendio que casi acaba con la casa entera.
En los años 80, en el cénit de su carrera, Mike Tyson visitó el zoo de Nueva York y llegó a ofrecer 10.000 dólares por dejarle entrar en la jaula y pelear con un gorila de espalda plateada. Según recoge The Sun, el encargado se negó, por el bien de Tyson. Y del gorila.
Lo contó el propio Mike Tyson en su podcast, 'Hotboxin', y fue el día que conoció a Michael Jackson, gracias a Don King, y éste no le reconoció. "Le he odiado siempre. Eso golpeó mi ego. Lo rompió", recuerda.
Corría el año 1986 y Mike Tyson ya era la estrella más brillante del boxeo pero Jacko no reconoció a 'Iron Mike'. ¿O sí lo hizo pero jugó con su mente? Mike Tyson apuesta por lo segundo.
En 1988, Mike Tyson coincidió con otro ilustre tocayo: Michael Jordan. Fue en el cumpleaños de Richard Dent, estrella de la NFL, y coincidió con el complicado proceso de divorcio de Tyson con su esposa, Robin Givens.
Según cuenta Rory Holloway en su libro 'Domando a la Bestia: La historia no contada de Mike Tyson', el púgil quería "reventar" a Air Jordan porque éste había mantenido una relación fugaz con Robin Givens, antes de casarse con Mike Tyson. Jordan se fue de allí en cuanto pudo. Masculinidad tóxica en primer grado.
En la biografía de Mike Tyson, éste recuerda que en 1989 se presentó en la casa de su ya ex esposa Robin Givens, quien estaba con Brad Pitt repasando un guión. La ex de Tyson y el actor también mantenían una relación que, al parecer, no pasó a mayores.
El boxeador se molestó pero poco. De hecho, en un directo de Instagram contó que no guarda rencor alguno al actor. "Si así fuese, ya no estaría vivo", aseguró. Otro ejemplo de masculinidad tóxica, matonismo y lenguaje poco apropiado para el siglo XXI.
En su biografía, Mike Tyson confiesa que llegó a gastar 40.000 dólares mensuales en marihuana. De hecho, llegó a regentar una plantación en California, donde el cultivo está legalizado.
Obviamente, con todo lo que consumía, Mike Tyson no habría pasado un solo control de dopaje. Para solucionarlo, "usaba la orina de mi esposa y cuando estaba embarazada, la de mis hijos", contaba a ESPN.
Para que no le pillaran, usaba una prótesis falsa en la que escondía la orina y que se llevaba colocada al baño, donde la intercambiaba.
En enero de 1990, tal y como recoge en su biografía, Mike Tyson voló a Japón para medirse a Buster Douglas, a quien menospreció por completo. "No quería pelear, no vi una sola de sus peleas, sólo quería salir de fiesta y estar con mujeres", confiesa.
El día antes de la pelea, mantuvo relaciones (según la leyenda o las propias fanfarronadas de Tyson) con hasta cinco mujeres y lo acabó pagando en el ring, donde cayó en el undécimo asalto, perdiendo todos sus títulos de campeón. Eso sí, la derrota le sirvió para centrarse y, así, encadenar ocho victorias seguidas y recuperar dos de sus títulos.
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Mike Tyson era (y es) un tipo excéntrico y, como tal, quería una mascota a la altura. Así es como llegaron Kenia, Storm y Boris a su vida. Tres tigres de Bengala que pesaban más de 200 kilos y con los que pasaba mucho tiempo, incluso dormía con ella.
Un día, cuenta en su biografía, una mujer saltó la cerca de su casa para jugar con Kenia y ésta casi le arrancó medio brazo. "Cuando vi lo que le hizo a su mano, le di 250.000 dólares porque estaba realmente mal", recuerda. Ese día se dio cuenta del peligro que tenía una mascota de 200 kilos. "Uno no puede creer lo que los tigres le pueden hacer a la carne humana"
En marzo de 1992, Mike Tyson fue condenado a 10 años de prisión por abusar de Desiree Washington. Eso sí, tan sólo pasaría tres años en la cárcel y fue liberado por buena conducta. El episodio más turbio y lamentable de una figura del deporte siempre en el límite.
¿Ventajas de ser Mike Tyson? Que un policía te pare por conducir bebido y habiendo consumido sustancias y te deje ir, además de llevarte al punto al que ibas. Lo contó el propio púgil en 'Hotboxin'.
A pesar de sus problemas con las sustancias, Mike Tyson quería más y en 2019 se lanzó a probar una sustancia conocida como 5-MeO-DMT que produce el famoso sapo del desierto de Sonora. Esa experiencia le cambiaría la vida, confesaba en su podcast.
"Tu cuerpo se queda aquí y tu alma se despega. Eres Dios por un momento". Eso sí, aquel día decidió que no volvería a consumir alcohol y sustancias nunca más. Volvió a ponerse en forma y consiguió bajar 30 kilos y estar en disposición de volver a pelear. La enésima resurrección del ave fénix del ring.
Ocurrió en Las Vegas, el 28 de junio de 1997. Fue la pelea del siglo y acabó de la forma más cinematográfica posible. Mike Tyson, en el tercer round, se abrazó a Evander Holyfield, le mordió la oreja y le arrancó un trozo de cartílago. Conducta antideportiva, salvaje y moralmente reprobable.
"Estaba enfadado porque Evan me había dado un cabezazo. No es excusa para lo que me sucedió pero sólo quería hacerle daño. Además, estaba enojado porque era muy bueno. Me volví loco", confesaba a Oprah Winfrey.
Ese día, Oprah consiguió reunir a los dos boxeadores y Mike Tyson se disculpó con Evander Holyfield. Desde entonces, han mantenido una respetuosa amistad.