Síndrome de Müller-Weiss: la dolorosa lesión que pudo retirar a Nadal mucho antes de lo esperado
La carrera de Rafael Nadal ha estado plagada de lesiones y dolencias que, en más de una ocasión, han hecho temer lo peor. Ahora que el español acaba de anunciar su retirada, es momento de hablar del síndrome de Müller-Weiss, dolorosísima lesión que el manacorí sufría desde 2005. ¿En qué consiste exactamente esta enfermedad?
Rafael Nadal ya avisó diez días antes de empezar su participación en Roland Garros en 2022, justo después de caer eliminado en Roma: “Mi problema es que desde hace un tiempo hay muchos días que vivo con demasiado dolor”. Y añadió: “Tomo un montón de antiinflamatorios cada día para poder entrenar. Si no los tomo voy cojo”.
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El síndrome de Müller-Weiss es una enfermedad considerada como rara y degenerativa que también es conocida por la comunidad médica como ‘osteocondritis del escafoides’, porque afecta directamente a este hueso que tenemos tanto en los pies como en las manos.
En el caso particular de los pies, que es donde lo viene sufriendo Rafa Nadal sus problemas, estaríamos hablando del escafoides tarsiano, un hueso que forma parte de la columna media de la estructura ósea del pie.
¿Dónde está el problema con el escafoides tarsiano? Que si se deforma, como sucede en los casos de personas que sufren el síndrome de Müller-Weiss, este puede afectar a los movimientos del pie, además de provocar importantes dolores.
Para ser más concretos, una persona que tiene el síndrome de Müller-Weiss sufre una displasia del escafoides tarsiano. ¿Y qué es una displasia? En este caso, una deformidad ocasionada por la presencia de células anormales.
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El síndrome de Müller-Weiss suele ser unilateral, lo que se demuestra con una gran diferencia al apoyar cada uno de los pies y las personas afectadas suelen tener una pisada caracterizada por tener el retropié hacia fuera, en varo y el pie cavo.
Se trata de una enfermedad difícil de diagnosticar en edades tempranas, por lo que suele dar síntomas y descubrirse en la edad adulta, a pesar de ser algo con lo que se lleva muchos años conviviendo, normalmente desde la infancia.
Sí que es cierto que si se diagnostica de forma precoz, puede tratarse y detener su evolución. Se hace a través de un estudio radiológico y un buen diagnóstico que es complicado para profesionales no especializados como los podólogos, ya que pueden incluso confundirse con simples fracturas, lesiones osteocondrales, pies planos y otros procesos degenerativos.
“Este hueso está sometido a tensiones importantes, y, por razones que desconocemos, pierde su vascularización y se necrosa”, indicaba en una entrevista a la agencia de noticias AFP Denis Mainard, presidente de la Asociación francesa de cirugía del pie y jefe del servicio de cirugía ortopédica del hospital de Nancy.
A ello añadía el profesor Mainard que “entre personas que exigen mucho a sus pies -como deportistas de élite-, el hueso se va a desintegrar, aplastar, puede fragmentarse y, al final, puede evolucionar a una artrosis con una reducción del arco plantar”.
En cuanto a los síntomas del síndrome de Müller-Weiss, el principal y más destacado es el dolor -agudo y crónico- y, particularmente, localizado en el dorso de ambos pies aunque de forma asimétrica. Unos dolores que pueden llegar a extenderse a otras zonas, como las rodillas, como consecuencia de pisar de forma incorrecta por el dolor original y que puede llegar incluso a convertirse en gonartrosis (artrosis de rodillas).
“El dolor aparece cuando el paciente camina, también hay tumefacción en el dorso del pie y rigidez en la zona del empeine”, ha destacado Pilar Nieto, presidenta del Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV).
En palabras de Pilar Nieto, aunque pueden ser muchas las causas que lo provoquen, lo normal es que el síndrome de Müller-Weiss provenga de “una anomalía en el desarrollo del hueso (por deformaciones en los pies del niño, déficit nutricional o problemas endocrinos, entre otros) y que haya una mayor carga lateral en el pie, muy común cuando el dedo gordo es más corto”.
La vicepresidenta del ICOPCV, Maite García, por su parte, añade como síntomas alteraciones derivadas del retraso en la dentición, como la hipoplasia del esmalte dental o la pérdida precoz de dientes, lo que se relaciona también directamente con un déficit nutricional.
Sobre las causas, el profesor Mainard también apuntaba como “hipótesis intelectual” en su entrevista para AFP que, en el caso particular de Nadal, podría deberse a que hubiera padecido de niño la enfermedad de Köhler-Mouchet, una patología rara de crecimiento del hueso navicular que afecta a los niños que no han cumplido aún los 10 años, y especialmente a los que hacen mucho deporte.
En el caso particular de Rafa Nadal, los médicos diseñaron para él unas plantillas especiales con las que ha podido seguir compitiendo al más alto nivel. Pero, a pesar de ello, ha seguido sufriendo, como él mismo ha confesado, importantes dolores que le afectaban a la hora de jugar y que, en este último torneo se ha complementado con infiltraciones.
El tratamiento con plantillas es el más conservador y muy típico en casos de Síndrome de Müller-Weiss, además de muy efectivo, Con su uso se descargan en ellas los puntos de presión del pie y ayudan a aliviar el dolor, e incluso recurrir a la cirugía.
Es también importante a la hora de aplicar estos tratamientos conservadores el calzado que se utilice, de modo que deben tener una suela semirrígida con un contrafuerte rígido y que pueda regularse en la zona del empeine de modo que haga menos presión sobre la articulación.
Sin embargo, según Maite García, “no existe tratamiento para el Síndrome Müller-Weiss". Y añade, “con este tratamiento se mejora, pero con el tiempo la resolución es más invasiva, como la que le han estado realizando a Rafa Nadal con bloqueos analgésicos para jugar sin dolor".
"La única manera de poder jugar era dormir el pie. Hacer un bloqueo a distancia de los nervios con inyecciones de anestesia. El pie se queda con cero sensación, ni sensibilidad. El pie no puede ir a peor, si había el riesgo de hacer me daño en otra parte", apuntó García.
Y así, lo recalcaba también el propio Nadal en una entrevista para France 2: “Esto ayuda a desinhibir el nervio y quitar la sensación de dolor tan permanente que tengo". Así se consigue, dijo, "dejar el nervio medio dormido y tener esa sensación que sea más permanente, aunque me deje con el pie sin tanta sensibilidad".
En el caso más extremo se recurre a la cirugía, para la que los tratamientos que se han utilizado hasta la fecha son las perforaciones, la escisión del fragmento dorsal o la artrodesis astrágaloescafoidea.
Sin embargo, “la cirugía consiste en fijar las articulaciones, lo que hace que el pie pierda movilidad”, señaló García, quien no supo decir si Nadal hubiera podido seguir jugando después de someterse a una operación así: “Depende de los grados de la deformidad provocada por el síndrome de Müller-Weiss”, advirtió.
Unos terribles dolores que acompañaron a Nadal hasta el final de su carrera y que, ahora, el español podrá tratar mejor una vez dicho adiós a las canchas de tenis.