La dura historia del futbolista argentino Ángel Correa
Después de diez años en el Atlético de Madrid, Ángel Correa se ha convertido en una pieza indispensable para su técnico y compatriota Diego Simeone. Sin hacer ruido ha sabido trabajar duro para aportar el máximo desde su papel de secundario, con la humildad de un chaval que vivió una infancia dura y al que la vida le dio una segunda oportunidad.
Y es que el ariete argentino nació en el seno de una familia humilde del barrio 'Las Flores' de la ciudad de Rosario. Creció en un ambiente pobre y violento junto a sus nueve hermanos y golpeado por la desgracia, ya que le tocó superar la muerte del mayor de ellos a los 12 años y de su padre cuando sólo tenía 10.
Fue precisamente el fútbol el que le alejó de todo lo malo que había a su alrededor. Junto a los otros chavales de su barrio jugaba en las calles improvisando líneas y porterías, lo que le permitía abstraerse de problemas como las adicciones o la bebida, que sí afectaron a otros muchos a su alrededor.
"Ahí perdí a muchos amigos por alguna bala, por estar en un lugar donde no debían estar", contaba hace unos años en una entrevista de la que se hizo el diario argentino 'Olé' recordando las dificultades por las que pasó en aquellos años.
"Es muy difícil cuando eres de un barrio humilde. Te cuesta todo el doble, todos te tiran abajo. Todos te dicen que vas a terminar siendo un drogadicto o en la cárcel. También quedó demostrado que hay gente de barrio que no es así. Que con esfuerzo todo es posible", contaba en otra entrevista para Infobae de 2015.
Fue por ello que, motivado por su padre, comenzó a buscar su camino dentro del mundo del fútbol. Primero lo hizo siendo niño en el Club 6 de Mayo, desde donde pasó por otros dos clubes de Rosario -Alianza Sport y Tiro-, antes de unirse a las categorías inferiores de San Lorenzo de Almagro.
Esa nueva aventura no fue fácil para un jovencísimo Ángel Correa, que como apuntaba 'Olé' fue muy dura al tener que vivir alejado de su familia. Los echaba de menos y, por ello, solía escaparse a verlos, aunque rápidamente regresaba porque "allí tenía comida". Por aquello llegó a jugarse su continuidad en el club, pero el peso de su fútbol pudo más y consiguió quedarse.
Recorrió los distintos equipos de la cantera de San Lorenzo hasta que el 31 de marzo de 2013 debutó en la Primera División de Argentina de la mano del técnico Juan Antonio Pizzi. Aquel año jugaría 18 partidos en los que anotó 4 goles y dio 5 asistencias; para terminar de consolidarse en la campaña 2013-2014, en la que disputó 47 partidos, con un saldo de 8 goles y 14 asistencias.
Su gran trabajo con el equipo argentino, le puso en el punto de mira del Atlético de Madrid que, el 26 de mayo de 2014 lo firmó para llevárselo a España a cambio de 7 millones de euros. Sin embargo, cuando, después de tanto sufrimiento, todo parecía que iba bien, surgió un nuevo y grave problema.
Nada más aterrizar en Madrid, se sometió a la permitente revisión médica previa a su fichaje definitivo por el club rojiblanco, un reconocimiento que arrojó un preocupante problema: tenía una importante afección cardiaca que podría afectar a su futuro como futbolista.
Lo que tenía específicamente correa era un tumor benigno por el que, sin embargo, a sus 20 años, se vio obligado a pasar por el quirófano en el hospital Monte Sinaí de la ciudad de Nueva York para someterse a una operación a corazón abierto.
"En ese tiempo todavía era muy reciente la pérdida de mi papá y de mi hermano, la verdad que lo tomé de esa manera si me tenía que ir: 'si sale todo mal, me voy con mi papá, que lo extraño mucho y así si sale todo bien quiero volver a ser futbolista'. Lo único que pensaba era en esas dos cosas", contó en una entrevista con el diario Marca.
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El Atlético de Madrid, lejos de dar por perdida la operación ante semejante contratiempo, mostró todo su apoyo al jugar y puso todo de su parte para que pudiera realizar el periodo de recuperación después de la operación en la capital de España y en las mejores condiciones posibles.
"Fue un golpe muy duro encontrarme eso en la revisión médica, pero por suerte salió todo bien, pude entrenar y sentirme futbolista a los pocos meses. Sólo tengo palabras de agradecimiento al Atlético que se encargó de todo y de la operación para ayudarme a salir adelante", dijo Correa en Marca.
Apenas seis meses después de pasar por el quirófano, Ángel Correa volvería a jugar al fútbol vistiendo la camiseta de la Albiceleste en el en el Sudamericano Sub-20 del año 2015 del que, además, terminaría saliendo campeón y elegido como mejor jugador del torneo. Y, un mes después, recibiría su primera llamada de la selección absoluta de Argentina.
Del mismo modo, iniciaría también su camino como jugador del Atlético de Madrid. El 10 de julio de 2015 fue presentado oficialmente por nuevo jugador colchonero y debutó ese mismo mes en un encuentro de pretemporada contra el Numancia con gol incluido.
Desde entonces, su historia y la del Atlético de Madrid han ido de la mano. Diez temporadas en las que ha levantado títulos como La Liga, la Copa de la UEFA o la Supercopa de Europa, a los que suma los logrados con Argentina: una Copa América en 2021, una Copa de Campeones Conmebol-UEFA en 2022 y la Copa Mundial de la FIFA que se celebró en Qatar en 2022.
Precisamente antes del partido de la Copa de Campeones Conmebol-UEFA, tuvo un problema que le pudo costar un serio disgusto. Como contaba en 'TyC Sports': "Llevaba varios días viendo el alambre (de la cirugía de corazón) que estaba a punto de salirme del pecho y no le dije nada al doctor porque quería estar sí o sí en la 'Finalissima' ante Italia en Wembley".
"Después de que pasó el partido me agarró un poco de miedo, a mi familia también y se lo dije al doctor y me explicó que podría haberse infectado y eso hubiera sido muy grave, por lo que me recomendaron que fuese a Madrid para resolverlo rápido. No era un dolor, se me había abierto la cicatriz", contó tras aquel partido según publicó el diario argentino.
A pesar de todo, en ese nuevo capítulo de su vida no pasó nada y, una vez más, pudo superar el bache para seguir disfrutando de su sueño de poder jugar al fútbol, algo que le ha permitido también poder sacar adelante a su familia, alejándola de la pobreza y los peligros que él mismo sufrió en primera persona durante su infancia.
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