Memes sin piedad para una jornada histórica para F.C. Barcelona y Atlético: expulsiones, penaltis y polémicas
El FC Barcelona y el Atlético de Madrid aseguraron su clasificación a los octavos de final de la Liga de Campeones tras lograr dos triunfos cargados de dramatismo, controversia y heroísmo. En un encuentro marcado por las decisiones arbitrales, el Barcelona se benefició de un penal discutido en el minuto 77, que transformó el marcador a 4-3 y revitalizó sus aspiraciones, sumergiendo el partido en una atmósfera de intensa emoción.
La remontada al Benfica es ya parte de la historia del Barcelona, aunque las aficiones rivales han criticado mucho a Lamine Yamal por dejarse caer en el área para provocar el penalti que supuso el 4-3 momentáneo.
Más allá de las polémicas, el partido jugado en el Estadio Da Luz de Benfica fue legendario. Nueve goles, alternativas, jugadas espectaculares y un gol, no en el último minuto, sino minuto y medio por encima del añadido del árbitro.
Por el delantero polaco no pasan los años. Tiene un trabajo, que es meter goles, y lo hace mejor que nadie ahora mismo.
Lleva 27 goles y 3 asistencias esta temporada y aún estamos en enero.
Los penaltis, para empezar, hay que atreverse a tirarlos y, además, marcarlos. Lewandowski es un especialista consumado y eso se demuestra en sus estadísticas.
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Ahora, si hay un jugador que ha dado un salto de calidad en el Barcelona de Hansi Flick, es Raphinha. No sólo anota y asiste, sino que manda y domina en el campo. El auténtico capitán de este proyecto.
El propio entrenador del Benfica, Bruno Lage, se quejó del arbitraje en zona mixta, donde lamentó el doble criterio para señalar penaltis, en función del área en que se produjeran. Y es que el colegiado, Danny Makkelie, señaló dos penaltis al Barcelona, el segundo muy dudoso, y dejó de pitar uno al Benfica en la penúltima jugada del partido.
Obviamente, los madridistas que ya se frotaban las manos con la derrota o el empate del Barcelona, se fueron a la cama dolidos con la victoria de su eterno rival.
El Atleti comenzó perdiendo en en casa ante el Bayer Leverkusen, y con un jugador menos antes de la media hora, por la expulsión de Pablo Barrios, quien se fue al vestuario llorando, consciente de su error.
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Pero ahí surgió la figura enorme de Julián Álvarez, quien se echó al equipo a la espalda y comenzó la remontada con un gol al poco de iniciarse la segunda parte.
Cuando el partido parecía abocado al empate, una serie de rechaces en el área germana favoreció al de siempre, al más listo, a un Julián Álvarez que regateó al portero y firmó la remontada.
Lo bueno del delantero argentino es que entiende el fútbol como pocos y se adapta a toda situación que le plantee cada partido.
En apenas media temporada, Julián Álvarez es el gran ídolo de una afición que le adora. Con motivo.
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